Un peligroso grupo de sofisticados terroristas momentos antes de "hackear" los ordenadores del pentágono Éranse una vez unos hombres muy malos con turbantes que vivían escondidos en unos remotos lugares de Asia. Pasaban su tiempo dentro de grietas y agujeros excavados en las montañas. Eran atrasados, incultos y crueles hasta el extremo. Su principal inquietud era matar a los cristianos occidentales, que son unas personas muy buenas, cultas y tolerantes que viven en Europa y América del Norte. Uno de estos hombres decidió un buen día, mientras rezaba en su cueva, que estrellaría dos aviones contra las torres gemelas de Nueva York y que después pondría unas sofisticadas mochilas-bomba en los trenes de Madrid y Londres sin que los servicios secretos y la inteligencia militar más avanzada del mundo se enterara de nada. Llamó a media docena de sus compañeros anacoretas, cogieron sus teléfonos móviles y un par de portátiles de los que suele haber en todas las cuevas y a los pocos meses dos aviones de pasajeros hicieron colapsar en cuestión de minutos algunos de los rascacielos mejor construidos en el país más avanzado de la Tierra.
Muchos millones de personas creen en teorías de la conspiración, y que los poderosos han trabajado juntos con el fin de ocultar la verdad acerca de algo muy importante o algún acontecimiento terrible. Un ejemplo reciente es la creencia, muy extendida en algunas partes del mundo, que los ataques del 11-S se llevaron a cabo no por Al Qaeda, sino por Israel o Estados Unidos. Dentro del circuito de las corporaciones dominantes de la prensa comercial la expresión "teoría de conspiración" se usa para destacar la falta de fundamento de una explicación, evaluándola como especulativa, falsa o estrafalaria.
La definición cierra, salvo por un detalle: Habitualmente la categoría de "teoría conspirativa" se aplica particularmente a informes o investigaciones críticas (al sistema) que no se encuadran dentro de los cánones de "normalidad" establecidos por la corporación mediática dominante quefija las reglas de aceptación y valoriza lo que "es noticia" y lo que "no es noticia".
En lo político y social, el sistema aplica la calificación de "teorías conspirativas" para descalificar y desacreditar el discurso de los líderes y movimientos populares que se enfrentan al statu quo
del sistema dominante vigente.
En primer lugar, la información es una mercancía destinada a producir rentabilidad económica como cualquier otro producto comercial en oferta en el mercado capitalista.
En términos funcionales (y más allá de la leyenda que se fabrican a su alrededor) las empresas periodísticas no están guiadas por fines sociales sino por la búsqueda del lucro económico.
En segundo lugar, y por el carácter estratégico de la función comunicacional que desarrollan (desde el punto de vista de la preservación de la "gobernabilidad" del sistema) los medios sonherramientas claves para el control (y/o manipulación) de los procesos económicos, políticos y sociales.
Los medios de comunicación (al contrario de lo que pregonan sus mitificadores) no practican la "objetividad informativa" ni la independencia editorial por dos razones prácticas principales:
A) Son empresas que no funcionan con objetivos sociales sino con objetivos comerciales sujetos a ley de la búsqueda de rentabilidad capitalista.
B) Su dependencia estructural al sistema de poder económicoque controla todos los resortes de la producción, las finanzas y el comercio internacional, por encima de los países y a escala planetaria.
El accionar de los grandes conglomerados mediáticos (tanto a nivel local como internacional) no está orientado -como se quiere hacer creer- a servir al interés de la sociedad sino a servir alinterés de los grupos económicos y políticos dominantes que constituyen su mayor fuente de financiación y rentabilidad comercial.
En ese escenario, de manipulación de la información con fines económicos y políticos, todas las noticias (sin excepción) que circulan por el universo masivo de la comunicación periodística comercial (local e internacional) son "conspirativas" y su función es precisa: Alimentar las guerras políticas y económicas del poder.
Desde lo político, esa información no está orientada a la búsqueda de la "objetividad" sino a direccionar conducta social, tanto para el consumismo económico, para beneficio electoral, o para generar consenso masivo a aquellos procesos que benefician a las corporaciones económicas y a los gobiernos del sistema capitalista.
Por falta de contra información masiva, las mayorías planetarias (ignorantes de la manipulación) consumen esas noticias como si fueran parte de una realidad emergente de procesos y de hechos que se suceden como producto de una dinámica "natural" del mundo.
En resumen, mientras por un lado la prensa convencional y masiva califica de "teorías conspirativas" a la información que revela sus intereses y estrategias funcionales ocultas, por otro, utiliza la "información conspirativa" (vendida como si fuera "información objetiva") para sostener al sistema capitalista que paga por sus servicios.
En definitiva, destruir al enemigo con el mito de la "teoría conspirativa, controlar y convertir al individuo-masa en potencia social direccionada con fines de control político y económico, son los dos objetivos clave de la estructura mediática mundial que determina y decide lo que las mayorías deben entender (y consumir) como "información objetiva".
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