martes, 31 de julio de 2012

se juzgaron todos los criminales de guerra?


¿Fueron juzgados TODOS los criminales de Guerra despues de la Segunda Guerra Mundial?

Ni Churchill, ni Stalin, ni Truman se sentaron en el banquillo de los criminales de guerra.
                                      
Además no se incluyeron en la causa a los autores de los más innobles llamamientos al crimen. Por no citar más que dos ejemplos entre los más delirantes: el llamamiento a un genocidio, en esta ocasión en el verdadero sentido de la palabra lanzado en 1942, en el libro del judío americano Theodor Kaufman: Germany must perish (Alemania debe morir) cuya tesis maestra es la siguiente:
                                            
Los alemanes (cualesquiera que sean: antinazis, comunistas, o incluso filosemitas) no merecen vivir. En consecuencia, al término de la guerra se movilizará a 20.000 médicos para que cada uno esterilice a 25 alemanes o alemanas por día, de tal manera que en tres meses no quede un solo alemán capaz de reproducirse, y en sesenta años la raza alemana sea totalmente eliminada.
                                                
Esto fue una ganga para alimentar el antisemitismo: Hitler recomendó leer párrafos de este libro en todas las cadenas de radio.

O también el llamamiento al Ejército Rojo, publicado por el escritor judio soviético Ilya Ehrenbourg (uno de los creradores del Mito del Holocausto) , en octubre de 1944:
                                                   
¡Matad, matad! ¡Entre los alemanes no hay inocentes, ni entre los vivos, ni entre los que están a punto de nacer! Ejecutad las instrucciones del camarada Stalin para aplastar para siempre a la bestia fascista en su cueva. Destrozad, por la violencia, el orgullo de las mujeres germánicas. Tomadlas como botín legítimo. Matad, matad, valientes soldados del Ejército Rojo en vuestro asalto irresistible (Almirante Doenitz, Dix ans et vingt jours, p. 343-44.).

Estos no se encontraban entre los acusados de Nuremberg, ni tampoco los Jefes de Estado que les protegían.

Ni los responsables anglo-americanos del bombardeo de Dresde, que causó 200.000 víctimas civiles, y sin ningún interés militar, puesto que el Ejército soviético había ya cumplido sus objetivos.

Ni siquiera el presidente americano Truman, responsable del apocalipsis atómico de Hiroshima y Nagasaki que causó 30.000 víctimas civiles, en este caso también sin necesidad militar puesto que la rendición del Japón había sido ya tomada por el Emperador.

Ni Beria y Stalin, por ejemplo, que achacaron a los alemanes la matanza de los miles de oficiales polacos cometida por ellos en Katyn.

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