"Cuerpo de cualquier persona debe ser enterrado, es una tradición de siglos. La situación no resuelta de Lenin es absurda", opina el ministro ruso de Cultura, Vladímir Medinski. Según el ministro, es hora de sacar el cuerpo momificado del primer presidente del Gobierno bolchevique y fundador de la Unión Soviética del mausoleo en la Plaza Roja de Moscú, donde permanece desde su muerte en 1924, accesible para las visitas. Subraya que la sepultura debe realizarse con todos los rituales honoríficos que correspondan a un líder de estado. “Podría ser que después de eso muchas cosas en nuestra vida mejorarán”, comenta. Al mismo tiempo, subrayó que no se trata de una declaración oficial, sino de su postura personal. Medinski, conocido por promover intensamente la iniciativa de enterrar la momia Lenin, asegura que mantener una figura tan contradictoria políticamente como “centro de la necrópolis que se ubica en el núcleo del país es un verdadero disparate”. Otro argumento suyo era que ya no se trata de un cuerpo: lo que queda es un 10% de lo original, el resto ya desde hace mucho tiempo se ha ido sustituyendo por elementos artificiales. Tanto insistir con esta idea al final se lanzó en enero de 2011 una votación pública abierta en torno al destino del cuerpo, aunque las autoridades adelantaron que la decisión final no dependería de su resultado: el objetivo de la encuesta era solo conocer el sentir mayoritario del pueblo ruso. Crearon en la red un enlace especial, www.goodbyelenin.ru, adonde los internautas podían acceder para contestar a una única pregunta: "¿Apoya usted la idea de enterrar el cuerpo de Lenin?", eligiendo entre dos respuestas, 'Sí' y 'No'. La encuesta 'online' no fue tan exitosa como se esperaba al principio: participaron unas 350.000 personas. El 66,54% de ellas apoyó la idea del entierro. El Partido Comunista ruso, por su parte, insiste en que la iniciativa del sepulto de Lenin no es nada más que un intento de provocación antisoviética. Indican que hoy en día Rusia tiene bastantes problemas más urgentes que resolver y no tienen nada que ver con este tema. Las discusiones acerca de los restos de Vladímir Lenin duran ya más de 20 años, desde que en 1991 colapsó la URSS. El cuerpo de Lenin permanece en mausoleos desde que falleció. Los dos primeros fueron de madera; el tercero, de ladrillo rojo, todos ubicados siempre en la Plaza Roja. En el mausoleo existe un laboratorio especial que se dedica a mantener la momia en su estado actual. El cerebro del inspirador de la Gran Revolución de Octubre se conserva fuera de su cuerpo: está en el Instituto del Cerebro de Moscú, organismo creado en 1928 por orden de Iósif Stalin para revelar las razones fisiológicas de la genialidad. Sus especialistas fueron instruidos para que el objeto principal de sus estudios fuera Lenin. Hoy en día los científicos comentan que el cerebro de Lenin pesaba 1.340 gramos, es decir, tan solo 40 gramos más que el peso promedio del cerebro de cualquier persona común. La corteza cerebral mostraba más circunvoluciones de lo habitual, especialmente en la parte frontal que es responsable de estimar una situación, intuir, generalizar y resumir. También tenía muy desarrolladas las neuronas piramidales y las denominadas células Betz, lo que se considera señal de un pensamiento asociativo muy avanzado. Sin embargo, jamás lograron detectar las manifestaciones fisiológicas de la genialidad.
¿La herencia genética, el estrés o el veneno? Los científicos presentan nuevas posibles razones de la muerte del fundador de la URSS, Vladímir Lenin. ¿La herencia genética, el estrés o el veneno? Los científicos presentan nuevas posibles razones de la muerte del fundador de la URSS, Vladímir Lenin. En la conferencia anual de Maryland (EE. UU.) del pasado viernes, en la que los investigadores examinan los diagnósticos de figuras históricas como Tutankamon, Cristóbal Colón, Simón Bolívar y Abraham Lincoln, el neurólogo Harry Vinters, de la Universidad de California, en Los Ángeles, y el historiador ruso Lev Lurie, afirmaron en su informe que Lenin podría haber sido envenenado. El revolucionario soviético, cuyo cuerpo embalsamado yace en un mausoleo en la Plaza Roja de Moscú, murió en el año 1924 a los 54 años de edad, tras sufrir un derrame cerebral, el tercero en pocos años, según la versión oficial. Estos científicos suponen que en la muerte prematura del líder comunista estuvo implicado Iósif Stalin, quién podría haberle envenenado. No obstante, esta hipótesis no es nueva. Los rumores sobre el envenenamiento de Lenin por León Trotski o Stalin surgieron poco después de su muerte. La salud de Lenin empeoró con el tiempo, aunque no fumaba y no dejaba que le rodearan los fumadores. Tampoco tenía diabetes o sufría de sobrepeso. Además, la autopsia no muestra evidencias de una presión arterial alta. En diciembre de 1922 Lenin sufrió un derrame cerebral que le hizo perder la movilidad de la pierna y el brazo derechos. A principios de marzo de 1923, sufrió el segundo ataque, que le privó temporalmente del habla. Tras apoyar el ascenso de Stalin a la cima del poder, Lenin se podría haber dado cuenta de que había cometido un error fatal, y comenzó a construir una alianza táctica con Trotski, lo que pudo ser la razón de su envenenamiento por orden de Stalin, según considera Lev Lurie. Según los testigos, unas horas antes de su muerte, Lenin se sentía bien y hablaba perfectamente. Luego experimentó una serie de ataques severos, lo que es bastante inusual en un hombre que ya ha sufrido un derrame cerebral, dijo Vinters. "El envenenamiento de Lenin es una fantasía" Sin embargo, para Yuri Lopujin, el científico que ha estudiado personalmente los restos del cerebro del líder de la Revolución Socialista, la versión del envenenamiento de Lenin es una "fantasía y nada más", según comentó en una entrevista a la agencia de noticias Ria Novosti. "No hay evidencias de este envenenamiento. Él murió de arterioesclerosis cerebral. Esto está muy claro y no pueden existir otras opiniones", asegura. "Analicé los archivos e imágenes, secciones histológicas, nada, no hay ningún indicio de esto. Hay sólo una razón: tenía sobrecargas tremendas, el país estaba en el caos, con los ejércitos blanco y rojo. Él trabajaba muchísimo. Alguien, parece que el patólogo Abrikósov, dijo que murió de desgaste debido a las pesadas responsabilidades que tuvo que afrontar durante este período", añadió.
Sin rastro de Lenin en el fusilamiento del zar
El fusilamiento de Nicolás II, el último zar ruso, y de su familia a manos de los bolcheviques en 1918, no fue ordenado directamente por el Kremlin, según la investigación oficial. El fusilamiento de Nicolás II, el último zar ruso, y de su familia a manos de los bolcheviques en 1918, no fue ordenado directamente por el Kremlin, según la investigación oficial. Vladímir Soloviov, investigador del Comité de Instrucción (CI) de Rusia, asegura que no se ha encontrado ningún documento escrito que demuestre que la muerte del emperador, de su esposa y de sus cinco hijos en Ekaterimburgo fue ordenada por Vladímir Lenin, fundador de la URSS, o por miembros de su gobierno. Según la investigación, la orden procedía de las autoridades locales. Los descendientes de la dinastía Románov dudan de la credibilidad de está versión. Según su portavoz, Alexandr Zakátov, aunque no hay pruebas escritas, sí hay indicios indirectos de que los jefes del estado soviético sabían lo que pasaba, y no se excluye que ordenaran el asesinato de la familia. Nicolás II, la zarina, sus hijos y cuatro sirvientes fueron fusilados sin juicio la noche del 17 de julio de 1918 en el sótano de una casa en el centro de Ekaterimburgo. Después, sus cuerpos fueron trasladados a un bosque cercano y enterrados. En agosto de 1991 cerca de la ciudad fueron encontrados los restos de Nicolás, su esposa Alejandra y sus allegados (según demostraron las ruebas de ADN). El príncipe Alexéi, de 14 años y la princesa Anastasía, de 17 años fueron enterrados en otra fosa distinta: sus restos fueron hallados en 2007 cerca de una carretera.
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