La legión perdida es el nombre con que se conoce a una hipotética legión romana compuesta por parte de los cerca de 10.000 legionarios hechos prisioneros tras la batalla de Carrhae por los partos en el año 53 adC.
A caballo entre la realidad y la leyenda, se sabe por Plutarco y Plinio que estos hombres fueron conducidos al extremo oriental del imperio parto, en la antigua Bactriana (la actual Afganistán), siendo la mayoría esclavizados. Pero los partos conservaron alguna unidades dispuestas a seguir combatiendo a cambio de no ser condenados a muerte o a la esclavitud. Así, una parte de la legión cautiva fue mandada a Turkmenistán para luchar contra los hunos, desapareciendo allí su rastro. El caso es que, tras la firma de la paz entre romanos y partos en el año 20 adC, se estableció el retorno de los prisioneros, pero ya entonces se desconocía donde estaban los efectivos supervivientes de las derrotadas legiones de Carrhae.
En 1955 en una conferencia impartida en Londres por el historiador estadounidense Homer Hasenpflug Dubs titulada "Una ciudad romana en la antigua China" este señaló haber encontrado el destino de estos legionarios.
Según él reaparecen en las crónicas chinas de la dinastía Han en el año 36 adC. En ellas se menciona una batalla librada por la ciudad de Hun entre el ejército chino y un extraño contingente de soldados. Se señala que estos estaban protegidos tras fortificaciones de empalizadas rectangulares y que entraban en combate perfectamente organizados "alineados y desplegados en una formación como de escamas de pescado" en la puerta de la ciudad, lo que recuerda a la testuto romana consistente en protegerse los infantes unos a otros mediante los escudos y lanzas a modo de coraza.
Este hecho, registrado por el biógrafo del general chino Chen Tang que participó en aquella contienda, ha hecho pensar a algunos expertos que los defensores de la ciudad de Hun, en la actualidad conocida como Dzhambul en Tashkent (Uzbekistán), son los miembros de la legión perdida.
La ciudad sería tomada y los 1.000 prisioneros extranjeros derrotados deportados a China y asentados en un lugar situado en el desierto del Gobi (provincia de Gansu) llamado por decreto imperial Li-Jien. Con esta palabra los chinos designaban a Roma. Allí se formaría una nueva guarnición con el fin de proteger las fronteras del imperio chino y a sus habitantes de las incursiones tibetanas.
No era frecuente que los chinos diesen a sus ciudades nombre bárbaros y aún así este topónimo está documentado desde el año 5 ddC.
A pesar de que la existencia de la legión perdida pueda estar más allá del mito, la realidad es que, aún con las posibles evidencia bibliográficas, los análisis de ADN realizados a la población y los restos romanos encontrados en excavaciones arqueológicas (monedas, cerámica y cascos), no existen certezas concluyentes de presencia romana durante este periodo en la china imperial, teniendo en cuenta que Li-Jien fue un puesto avanzado que estuvo localizado dentro de la antigua ruta de la seda.
No sería hasta el año 166 cuando una delegación oficial enviada por Marco Aurelio consiguiría llegar hasta la capital del imperio, Luoyang, en el que es considerado el primer contacto oficial conocido entre Roma y China. Aún así la resistencia china al aperturismo y las grandes distancias entre ambos imperios hicieron imposible los contactos regulares entre culturas.
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jueves, 7 de junio de 2012
La legión perdida
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