La ciencia, tras la misteriosa modificación genética que afectó a Europa hace 4.500 años. Las características genéticas de los europeos sufrieron una misteriosa modificación hace unos 4.500 años. Así lo plantea una reciente investigación que reconstruye la historia del ADN de las poblaciones de Europa Central.
En el estudio, los científicos analizaron el material genético de casi 40 restos óseos procedentes en su mayoría de Alemania, de entre unos 7.500 y 2.500 años de antigüedad. Los análisis revelan una serie de fenómenos, entre los que destacan las migraciones desde Oriente Medio y un gran cambio radical en la composición genética desde hace unos 4.500 años.
El coautor del estudio, Alan Cooper, del Centro de Estudio sobre ADN Antiguo de la Universidad de Adelaida, en Australia, asegura que no está claro cómo esos marcadores genéticos fueron reemplazados repentinamente. El científico no tiene la menor duda de que "algo importante sucedió", por lo que intentará, junto con su equipo, encontrar una respuesta a este interrogante.
Según los investigadores, la cultura campaniforme, que surgió en la Península Ibérica en torno al 2.800 a.C., pudo haber jugado un papel importante en este cambio.
La investigación, que se detalla en la revista 'Nature Communications', también plantea que los primeros agricultores de Europa Central son el resultado de las migraciones que se iniciaron en Turquía y Oriente Medio —donde nació la agricultura— y llegaron a Alemania hace unos 7.500 años.
Cooper y sus colegas analizaron el ADN mitocondrial (la mitocondria es una parte de la célula encargada de suministrar energía y que se transmite por vía materna), y observaron un ADN específico de un determinado grupo genético llamado haplogrupo h, que se encuentra muy presente en toda Europa, pero que es menos común en Oriente y Asia Central.
Biólogos alemanes han aprendido a descifrar el ADN de momias egipcias y han demostrado que su genoma puede ser leído con las actuales tecnologías de secuenciación.
Hasta hace poco se consideraba que la avanzada técnica de secuenciación del ADN en la reconstrucción genética es posible solo para las momias que se han conservado en condiciones de congelación y no para las de climas cálidos.
El estudio de los científicos está publicado en la revista 'Journal of Applied Genetics'. Los investigadores, dirigidos por Carsten Pusch, genetista de la Universidad de Tübingen, Alemania, descodificaron el ADN de cinco momias del Museo de la Universidad de Tübingen y, como un control adicional, dos esqueletos de Bolivia. Las momias pertenecían a personas que vivían en épocas relativamente recientes (el Antiguo Egipto, desde 806 a. C. a 124 d. C.).
Los científicos han sido capaces de encontrar en los fragmentos del ADN descodificados secuenciación de la malaria y la toxoplasmosis, así como secuencias de ácidos nucleicos de pino y abeto, plantas que se utilizaron para embalsamar los cuerpos.
Recientemente los biólogos han leído los genomas de varias muestras de pueblos de la antigüedad conservadas en frío, incluidas las de un paleoesquimal llamado Saqqaq (hallado en Groenlandia) de hace 4.000; las del hombre Denisovsky, un homínido hallado en Siberia; y las de Ötzi, o el hombre de Hielo, una momia de 5.300 años de antigüedad.
Muchos científicos todavía dudan de que el ADN de las momias que se mantuvieron en la condiciones cálidas de Egipto esté lo suficientemente bien conservado para sacar de ellos el genoma completo. Los arqueólogos han hallado los restos de 66 personas enterradas hace 3.000 años en una cueva de la isla de Sumatra, Indonesia.
Los restos fueron descubiertos en la cueva de Harimau, o 'cueva del Tigre'.
Encontrar tantos esqueletos en una sola gruta es muy inusual, comenta Truman Simanjutak, del Centro de Investigaciones Arqueológicos de Yakarta.
"Significa que los humanos usaron la cueva durante mucho tiempo", señala.
El hallazgo aporta nuevos datos acerca de la vida y las tradiciones de los primeros agricultores de Indonesia, que enterraban a sus muertos en cuevas de piedra caliza. Estas cuevas también cumplían la función de talleres para elaborar herramientas y, parece ser, de centros de producción artística, ya que en sus paredes los científicos hallaron pinturas rupestres.
Las excavaciones en la cueva todavía no han concluido, pero los arqueólogos señalan que hay indicios de que las partes más profundas de la gruta también fueron usadas para las actividades humanas, lo que significa que les esperan más hallazgos.
Los restos descubiertos en la cueva pertenecen a un periodo de la historia en el que solo unos 50 millones de personas habitaban en la Tierra. En aquella época la dinastía Zhou gobernaba China, y en Egipto el Imperio Nuevo, durante el cual vivió el famoso Tutankamón, tocaba a su fin.
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