En ocasiones los agentes se quejan amargamente de que ellos realizan su trabajo deteniendo a los criminales y que los jueces los ponen en libertad. No siempre es así. Normalmente lo que hacen los jueces es cumplir la ley y evaluar la gravedad de los delitos de los que se acusa a los detenidos así como las pruebas o indicios que se les aporta. A veces esas pruebas o indicios son escasos o débiles y, entonces, al juez no le queda más remedio que poner en libertad a los detenidos. Eso no significa que se les retiren todos los cargos, sino que no tendrán que ingresar a prisión provisional en espera del juicio.Uno de los factores que ocasiona que no existan suficientes indicios es la que yo llamo “detención precipitada”. Las investigaciones criminales o de terrorismo llevan su propio tempo. Hay que llevar a su punto de maduración la investigación. Esperar el momento adecuado, ni antes ni después. Ese momento en las investigaciones criminales puede ser, por ejemplo, cuando los sospechosos vayan a recibir un importante cargamento de droga, o cuando se localiza el lugar donde los ladrones guardan los efectos robados y todos los miembros de la banda están localizados. En las investigaciones por terrorismo las cosas no son tan fáciles. Los actos preparatorios son pocos y difíciles de interpretar. Los delincuentes cometen delitos de forma más o menos continuada. Los terroristas no ejecutan actos de terrorismo permanentemente. Muchos de ellos constituyen células durmientes que no son activadas hasta el momento oportuno. Mientras tanto llevan una vida normal, que puede durar años.
Detener antes de tiempo en una investigación “inmadura” puede suponer que tengamos pocas pruebas o indicios con los que enviarlos a prisión. Detener de forma tardía quizá implique que los delincuentes se nos escapen, que la operación se vaya al garete, o lo que es mucho peor, que los terroristas ejecuten su plan.
¿Qué motiva que se detenga antes de tiempo o que se pase el momento adecuado?. La mayoría de las veces las detenciones precipitadas son provocadas por mandos nerviosos que se impacientan por el lento transcurso de los hechos. Esos mandos no suelen conocer los detalles operativos y tan solo esperan los resultados para así poder vender el éxito a sus superiores o a los políticos de turno.
Las detenciones tardías, mucho menos frecuentes, se suelen dar por la indecisión de algún mando, normalmente operativo, por la falta de información, o porque toda la operación se ve precipitada por un hecho inesperado.
Para evitar este tipo de situaciones tan solo cabe realizar una buena investigación, tratando de obtener toda la información posible sobre los objetivos, y tener una buena supervisión operativa de la situación. Normalmente son los propios investigadores los que conocen cuando se alcanza ese punto de maduración. Como he dicho, la investigación lleva su propio ritmo, y los agentes han de adecuase a él. No podemos
pretender acelerar un cargamento de droga que viene de Colombia.
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