miércoles, 16 de enero de 2013

SIDA y tontos útiles: Operación Infektion


Más información


http://en.wikipedia.org/wiki/Operation_INFEKTION

https://www.cia.gov/library/center-for-the-study-of-intelligence/csi-publications/csi-studies/studies/vol53no4/pdf/U-%20Boghardt-AIDS-Made%20in%20the%20USA-17Dec.pdf

SIDA y tontos útiles: Operación Infektion
Es difícil tener una discusión medianamente larga con un conspiranóico desde una perspectiva racional sin ser acusado, tarde o temprano de estar al servicio de poderes ocultos o, al menos, de ser una marioneta del gobierno o cualquier otra fuerza que, en la mente del conspiranóico, quiere dominarnos y esclavizarnos. No deja de ser una acusación irónica, ya que es mucho más manipulable el que cree cualquier historia sin pruebas algunas que el que exige algún tipo de evidencia para aceptar una afirmación. Y la siguiente historia es uno de los muchos ejemplos que se han dado desde que el mundo es mundo.


Contexto histórico

La década de 1980 empezó de forma bastante turbulenta. Después de la relativa distensión que se produjo en los años 1970 entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, la tensión entre ambas superpotencias aumentó notablemente y el riesgo de que cualquier incidente provocara una guerra nuclear fue más alto que nunca. En 1981 el Republicano Ronald Reagan fue elegido presidente de los Estados Unidos acabando con la política conciliadora de Jimmy Carter y sustituyéndola por una más agresiva. En 1982, el Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética Leonid Breznez moría y era sustituido por el duro Yuri Andropov y, poco después por el belicista Chernenko.
En esos años, la Unión Soviética había invadido Afganistán, empezando una larga y sangrienta guerra, los Estados Unidos comenzaron el proyecto militar conocido como Guerra de las Galaxias.
Una de las características de la Guerra Fría que enfrentaba a ambas superpotencias es que nunca se llegó a una guerra directa. Cada país apoyaba de forma más o menos explícita a diferentes bandos en terceros países y, salvo excepciones, no solían implicarse directamente. En este contexto, la actuación de los servicios secretos cobraba una importancia vital. Ellos eran los encargados de obtener información sobre el enemigo, realizar operaciones encubiertas, apoyar a facciones aliadas… y realizar operaciones de propaganda.
Con este panorama entró en escena una nueva enfermedad: el sida. Detectado por primera vez en Estados Unidos, se propagó rápidamente, al principio entre la comunidad gay y usuarios de drogas intravenosas y luego en toda la población. Al ser una enfermedad nueva, se ignoraba casi todo de ella, lo que, junto con el estigma que conllevaba creó un clima ideal para la búsqueda de chivos expiatorios. Esto fue aprovechado por los servicios secretos soviéticos para acusar al gobierno americano de estar detrás del VIH. Tras la caída del Telón de Acero, las declaraciones de ex-agentes del KGB y la Stassi y las desclasificaciones de documentos secretos han permitido reconstruir el proceso por el que se creó esta historia.


Empieza el bulo

La primera acusación fue vertida en un pequeño periódico indio, The Patriot, controlado y financiado por el KGB. Este periódico publicó una carta anónima en la que el autor, un “conocido científico y antropólogo americano”, aseguraba que el sida era el resultado de experimentos secretos del Pentágono con armas biológicas en Fort Detrik. En ese momento, el sida no era una gran preocupación en la India, así que, para atraer la atención del lector indio, se aseguraba que el gobierno americano planeaba trasladar los laboratorios donde se había desarrollado el virus a Pakistán, lo que sería una amenaza para la India.
La carta tuvo muy poco impacto y, durante tres años, los servicios secretos no insistieron más con el tema. Sin embargo, en 1985, ocurrieron varios hechos que hicieron que la URSS quisiera contraatacar. Ese año, un informe del gobierno americano acusaba a la Unión Soviética de violar la Convención de Ginebra produciendo armas biológicas. Así mismo, en la revista Executive Intelligence Review (del controvertido Lyndon LaRouche) acusaba a la URSS de obstaculizar la lucha contra el sida. Esto se unía a la rápida expansión de la enfermedad en territorio soviético.
La Literaturnaya Gazeta, otro medio controlado por el KGB, publicaba el artículo “Pánico en Occidente o qué se esconde detrás de la sensación del sida”, en el que mezclado con datos ciertos y conocidos, se acusaba a la CIA de estar detrás del desarrollo del virus en Fort Detrik.
Esto seguía el patrón habitual de propaganda soviética: primero se lanzaba la historia de desinformación en un país más o menos independiente del bloque comunista, normalmente del Tercer Mundo. Una vez que la historia estaba en circulación, los medios soviéticos se encargaban de airearlas, dejando claro que la fuente original no era soviética, lo que le otorgaba más credibilidad.
Segal entra en acción

Aparte de utilizar medios controlados o influencias por los servicios secretos, una de las maneras más efectivas para divulgar la desinformación es usar a individuos que no entienden el papel que están jugando, los poleznyy idiot, los tontos útiles.
El KGB involucró al Ministerium für Staatssicherheit de Alemania Oriental, la famosa Stasi, en la operación. La misión de la Stasi era darle a la historia un enfoque más “científico”. Para ello contactó con el biofísico Jakob Segal, profesor retirado de la Universidad Humboldt, en la RDA y con vínculos con los servicios secretos.

Jakob Segal.

La Stasi proporcionó a Segal material con el que él, su mujer y Ronald Dehmlow, otro profesor retirado de la Universidad Humboldt escribieron un panfleto llamado “Sida, su naturaleza y origen”, en el que se negaba el origen africano del VIH y afirmaban que el virus se originó en 1975 en Fort Detrikcomo resultado del proyecto MK-Naomi y que fue propagado por los reclusos que habían sido usado como conejillos de indias en dicho proyecto. No está claro si Segal sabía o no la fuente de su información, pero con el tiempo se convirtió en un creyente apasionado de su hipótesis.
El panfleto de Segal fue distribuido por colaboradores soviéticos en la VIII Conferencia de Naciones no Alineada celebrada en Harare, Zimbawe, en 1986. Las afirmaciones de que el VIH no tenía un origen africano encontraron un caldo de cultivo perfecto en una audiencia mayoritariamente africana.
Segal empezó a promocionar sus ideas por su cuenta gracias a sus contactos dentro del partido. En la segunda mitad de 1986, envió dos memorandos al responsable de asuntos exteriores del Politburó de la RDA, detallando, el primero, los efectos que calculaba que tendría la extensión de la enfermedad en los Estados Unidos. En el segundo ponía a parir a los científicos del bloque comunista que no le apoyaban y pensaban que el VIH tenía un origen africano (o sea, casi todos), en especial a Viktor Zhdanov, que había informado de un caso de sida en una niña de 14 años cuyo origen pudo ser establecido en una serie de transfusiones realizadas en 1974, mucho antes de que el virus fuese creado, según Segal. Segal tachó a Zhdanov directamente de mentiroso.
Las afirmaciones de Segal empezaron a tener eco en los medios occidentales, y varias entrevistas fueron publicadas, especialmente en Alemania Occidental.

La historia se extiende por Occidente

Otro gran éxito para el KGB y la Stasi se produjo cuando se enteraron mediante escuchas telefónicas que el autor austríaco de best-sellers, Johannes Mario Simmel planeaba escribir un libro sobre los peligros de la manipulación genética. La Stasi aprovechó la ocasión y le hizo llegar, de forma anónima, material sobre las ideas de Segal. Simmel publicó en 1987 el resultado: la novela “Y con los payasos vinieron las lágrimas”, sobre la carrera de armas biológicas, en la que uno de los protagonistas cita una entrevista a Segal.
Mientras la historia se repetía una y otra vez desde los medios soviéticos y especialmente en los países del Tercer Mundo, donde su influencia era mayor, así como el resentimiento contra los Estados Unidos. Y poco a poco, también empezó a calar en medios como los británicos Sunday Express y Daily Telegraph.
A finales de los 1980 se añadió un nuevo elemento a la historia para hacerla más jugosa. El sida era un arma étnica, destinada a acabar con los que no fueran blancos. Esto fue una bomba y se expandió por África como la pólvora. Aparecieron acusaciones de que el VIH había sido diseminado durante las campañas de vacunación contra la polio en los años 1960 o que la CIA había exportado condones impregnados con el virus a África.
El Golem cobra vida propia

Aunque la RDA se disolvió en 1989 y la URSS en 1991, la historia del virus como un arma biológica siguió expandiéndose y mutando. Segal siguió erre que erre hasta su muerte en 1995. La creencia de que el VIH es un arma del hombre blanco para acabar con los negros está profundamente arraigada en África, no sólo entre la población pobre sin acceso a la educación, sino entre la élite política y cultural, como Robert Mugabe, presidente de Zimbawe o Wangari Maathai, Premio Nobel de la Paz keniata.
También en América ha encontrado un fuerte arraigo. En 2005, una encuesta encontró que la mitad de la población negra de Estados Unidos pensaba que el VIH es artificial y el 15% que es parte de un plan de genocidio contra la población negra.
Y en internet no es muy difícil encontrar blogs y foros donde se afirma sin ningún lugar a dudas que el VIH es un virus artificial y repiten como papagayos la historia que una vez creó un servicio secreto para luchar contra sus enemigos. Y no saben que son los tontos útiles de un poder que ya desapareció. Cuando un tonto coge una vereda, la vereda termina, pero el tonto sigue.

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