La manipulación de la muerte de Chávez
El anuncio oficial el 5 de marzo de 2013 del fallecimiento del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías el 5 de marzo de 2013 a la edad de 58 años, víctima de un cáncer que lo aquejó durante dos años y del que fue tratado infructuosamente por especialistas en Cuba, puso fin a las diversas elucubraciones y a una de las más descaradas y prolongadas mendacidades y manipulaciones informativas que caracterizan al régimen neocomunista del país de América, y alcanzan el grado paroxístico al no conocerse fehacientemente cuándo y dónde murió el déspota y corrupto líder populista que gobernó la nación caribeña durante catorce años y a quien con su muerte, sus funcionarios y seguidores vernáculos y extranjeros intentan redimir y ensalzar su figura como si fuera un beato.
El 14 de febrero, luego de haber sido operado por cuarta vez en Cuba del cáncer que padecía, el gobierno venezolano, para disipar los rumores que incluso lo daban por muerto, difundió unas fotografías de Chávez -quien había reasumido en diciembre a su cargo de presidente en ausencia- visible y burdamente modificadas hasta para un lego, sonriendo junto a dos de sus hijas y leyendo el diario cubano Granma, para demostrar la evolución favorable de su enfermedad. La corroboración del fraude en las imágenes la proporcionó el fotógrafo profesional Luis Perea con una trayectoria profesional de 30 años, quien denunció que las imágenes mostradas de Chávez en La Habana, fueron “alteradas”.
En una entrevista al canal ecuatoriano NTN24, Perea sostuvo que las hijas de Chávez aparecían maquilladas al igual que su padre, quien debería lucir, con peor aspecto teniendo en cuenta los tratamientos médicos a los que había sido sometido. Agregó que la portada había sido superpuesta sobre un diario genérico que efectivamente sostenía Chávez, pero databa de dos meses atrás, antes de la cuarta operación a la que se sometió por su cáncer. El lunes 18 de febrero, a la madrugada y sin testigos que lo pudieran corroborar, imprevistamente, cuando arreciaban los rumores sobre el verdadero estado de salud de Chávez, supuestamente éste fue trasladado a Caracas para seguir el tratamiento allí y habría sido internado de inmediato en el Hospital Militar de Caracas, fuertemente custodiado para evitar que nadie se acercara. La única y endeble “prueba” de su regreso a Venezuela la constituyó un mensaje por Twitter de Chávez anunciando su retorno.
El engaño al pueblo venezolano no se circunscribió a las falsas fotos de Hugo Chávez. En un comunicado oficial las autoridades bolivarianas aseguraron que el presidente se “mantenía consciente y en plenas facultades de su cargo”. Atenuando el optimismo, se vieron forzados a reconocer que tenía una cánula traqueal que le dificultaba el habla y que persistía cierto grado de insuficiencia respiratoria. Ése inconveniente no fue óbice para que Nicolás Maduro, vicepresidente de facto que asumirá el poder hasta las elecciones, pese a que la Constitución de Venezuela no lo estipula así, en sucesivas declaraciones que fueron un insulto a la inteligencia de la gente, dijera por ejemplo que tuvo una reunión de cinco horas con Chávez y que éste, además de comunicarse en forma escrita con él, dándole directivas, lo hacía también por otras vías (¿endovenosa?). El empeño por parte de Maduro en demostrar que un enfermo en fase terminal como era el presidente, diera instrucciones y continuaba mandando, además de evidenciar que él es un mentiroso contumaz, es una afrenta y menosprecio a la capacidad intelectual de las personas.
A diferencia de lo que debe ser un país serio y democrático, donde un presidente o funcionario que padece alguna enfermedad que conlleva una merma en su capacidad para gobernar debe ser reemplazado de inmediato o inhabilitado temporalmente hasta que se confirme la cura de la dolencia, en Venezuela optaron por aferrarse a la ficción que era Chávez quien continuaba ejerciendo el mando y dando recomendaciones. Es inevitable el parangón con lo ocurrido en el Vaticano, cuando la disminución en las capacidades físicas y problemas de salud, sumados a su edad avanzada -aunque pueda haber oscuras razones subyacentes en su decisión- motivaron la renuncia de Benedicto XVI al papado.
En vida de Chávez, al que le brindarán homenajes y honras inmerecidas, escribí profusamente acerca de sus características, señalé que tuvo como uno de sus mentores e ideólogos predilectos al fallecido sociólogo argentino Norberto Ceresole, notorio antisemita, cuya obra ha sido ampliamente difundida entre los islamistas radicales, partidarios de la propagación internacional del terror. Evidenciando su inequívoco antisemitismo, en un tramo de su discurso de la Nochebuena de 2005, en su visita al Centro de Desarrollo Endógeno Integral Humano “Manantial de los Sueños”, en el Estado de Miranda, que albergaba a cientos de jóvenes y adultos carenciados, Chávez dijo apelando a la infame acusación de deicida que pesó sobre todos los judíos a través de los siglos -que el Concilio Vaticano eliminó hace más de cuatro décadas- que “El mundo tiene riquezas para todos, pero algunas minorías, entre ellas los descendientes de los asesinos de Cristo, se han apoderado de las riquezas de este mundo”. En el año 2007 la intensificación de los vínculos entre Irán y Venezuela condujo al inicio de vuelos semanales de Irán Air que conecta Caracas a Teherán, con escala en Damasco. Ese mismo año, según el Departamento de Estado de USA, en su evaluación anual del terrorismo mundial, los controles inmigratorios venezolanos son descuidados con la entrada de personas a su territorio procedentes de Irán y en muchas ocasiones no ingresan a su base de datos los nombres de los pasajeros ni sellan sus pasaportes.
A pesar de su postura ampliamente conocida, en agosto de 2008 se llevó a cabo En Caracas, el primer encuentro entre el presidente de Venezuela Hugo Chávez y una comitiva de la comunidad judía, encabezada por Ronald S. Lauder, presidente del Congreso Judío Mundial y Jack Terpins, titular del Congreso Judío Latinoamericano. De la reunión participó también el tesorero del Congreso Judío Mundial, el empresario argentino Eduardo Elztain, quien resumió la reunión en una entrevista radial diciendo que le plantearon a Chávez los puntos de preocupación y “él tuvo una actitud interesante” al haber escuchado a cada uno de los participantes y que “la reunión fue sorprendente” y “superior a lo que esperábamos”. El resultado de esa reunión tan provechosa por los máximos dirigentes comunitarios judíos, fue el ultraje y robo a la sinagoga de Maripérez en Caracas al año siguiente. Antes de que Chávez llegara al poder, la comunidad judía ascendía a aproximadamente a 30.000 personas, mientras que hoy sus cifras alcanzan apenas a 9.000.
Durante el transcurso del gobierno de Chávez se produjo hubo un notable incremento de manifestaciones de antisemitismo, vandalismo, ataques a través de los medios gráficos y televisivos, caricaturas ofensivas y ataques físicos contra instituciones judías venezolanas.
En otro artículo subrayé las reiteradas denuncias que desde hace tiempo se vienen realizando acerca de la penetración de Irán en Sudamérica, que cobraron mayor credibilidad y fuerza, cuando el Jefe del Comando Sur del Pentágono, el General de la Fuerza Aérea de EE.UU. Douglas Fraser, ratificó que Irán y su apéndice, el grupo terrorista Hezbollah, continúan expandiendo su influencia y presencia en América del Sur. En abril de 2010, un informe del Departamento de Defensa de Estados Unidos -cuya sede es el edificio Pentágono- presentado al Congreso de Estados Unidos, decía que la República Islámica de Irán, estaba incrementando sus operativos paramilitares Quds en Venezuela mientras, secretamente, continuaba el suministro de armas y explosivos a los talibanes y otros insurgentes en Afganistán e Irak. El reporte del Departamento de Defensa de los EE.UU. destacaba los vínculos entre Irán y el gobierno antinorteamericano del presidente de Venezuela Hugo Chávez, a quien acusaba de respaldar a los terroristas marxistas de las FARC en Colombia.
La agencia EFE dio a conocer un pronunciamiento de la organización Human Rights Watch (HRW) que criticó el 6 de marzo el legado “autoritario” que deja Hugo Chávez en Venezuela tras su muerte y lamentó la “abierta indiferencia” del presidente por los derechos humanos fundamentales. “La presidencia de Hugo Chávez (1999-2013) estuvo marcada por una alarmante concentración de poder e indiferencia absoluta por las garantías básicas de derechos humanos”, afirmó la organización en un comunicado de prensa tras la muerte del mandatario venezolano. HRW criticó a Hugo Chávez y a sus partidarios por “desplegar una estrategia de concentración de poder” después de sancionar en 1999 una nueva Constitución y de superar un “breve golpe de Estado” en el año 2002.
“Tomaron el control del Tribunal Supremo y debilitaron la capacidad de periodistas, defensores de derechos humanos y otros venezolanos de ejercer sus derechos fundamentales”, dijo la organización. HRW recordó que el principal aliado de Venezuela durante su mandato fue Cuba, único país de América Latina “donde se reprimen sistemáticamente casi todas las formas de disenso”, y dijo que Chávez se refirió a Fidel Castro como “su modelo y mentor”. Además, criticó que respaldara públicamente al presidente sirio, Bashar Al-Assad, al líder libio, Muamar Gadafi, y al iraní Mahmud Ahmadinejad, a quienes distinguió con la Orden del Libertador, “la máxima condecoración oficial otorgada por Venezuela”.
Criticó de manera especial que Chávez votara consistentemente en contra de las resoluciones de la Asamblea General de la ONU que condenaban las “prácticas abusivas” de países como Corea del Norte, Myanmar, Irán y Siria. HRW indicó que durante segunda presidencia el Gobierno de Chávez se dedicó a “intimidar, censurar y perseguir judicialmente” a los venezolanos que criticaban al presidente o que se oponían a su agenda política.
Lo cierto, además del comunicado de Human Rights Watch, es que en Venezuela, Chávez se adueño de su país como si fuera su feudo, socavó las instituciones, despedazó el orden jurídico, dividió y enfrentó a su sociedad exacerbando los odios de clase, alejó las inversiones, colapsó su economía, aumentó de forma exponencial su deuda externa, los crímenes y delitos alcanzaron récords históricos, se alió con el régimen teocrático terrorista de La República Islámica de Irán y respaldó hasta último momento al criminal presidente de Siria Bashar al-Assad.
En el gobierno de Chávez, existió una corrupción desmesurada, que además de enriquecer a sus integrantes, les posibilitó también erogar fortunas para asistencialismo, prebendas y subsidios a los más carenciados.
J.C. Rodríguez, en intereconomía.com, sostiene que el difunto caudillo socialista deja una herencia política y social muy compleja, pero una herencia personal muy saneada. Según el artículo, Jerry Brewer, director de la compañía de inteligencia económica Criminal Justice International Associates, con sede en Miami y Virginia del Norte, afirma desde hace tres años que la fortuna de Hugo Chávez Frías alcanza los 2.000 millones de dólares (pienso que se queda corto). El estudio de CJIA, compañía que tiene una sede en Caracas y en otras capitales iberoamericanas, fue recogido en un artículo publicado el 26 de julio de 2010.
Brewer recoge que Cuba ha recibido “aproximadamente unos 5.000 millones de dólares anualmente de Venezuela en petróleo, efectivo y servicios”. Asimismo, señala que “se cree que varios grupos criminales bolivarianos, entroncados en el gobierno de Hugo Chávez”, habrían “esquilmado en torno a 100.000 millones del casi un billón de dólares de ingresos procedentes del petróleo de PDVSA, generados desde 1999”. El acrónimo PDVSA se refiere a la empresa Petróleos de Venezuela, que gestiona la explotación, producción y refino, así como su transporte y comercialización posterior, del petróleo de Venezuela.
En ese negocio económico y político, en el que Venezuela ha sostenido financieramente al régimen de Cuba, la familia de Hugo Chávez no habría quedado al margen. “La fortuna personal de los hermanos Castro, combinada, “se ha estimado que alcanza fácilmente los 2.000 millones de dólares”. Asimismo, “la familia Chávez Frías “ha amasado una fortuna similar desde la llegada de Chávez a la presidencia, en 1999”.
Basándome en la recomendación de la Biblia que ordena categóricamente: “No te regocijes cuando cae tu enemigo; que tu corazón no se alegre porque sucumbió” (Proverbios; 24-17), tenderé un manto piadoso sobre Chávez y haré una breve referencia a su casi seguro sucesor, el autonombrado vicepresidente Nicolás Maduro.
El día de ayer el recién nombrado, cuando comenzó a preparar al pueblo de Venezuela a través de la Cadena Nacional para comunicarle horas después el fallecimiento de Hugo Chávez, pretendió sin suerte remedar durante su extensa perorata al occiso y efectuó una serie de grotescas declaraciones, que deberían ocupar un lugar de privilegio en los anales del dislate. En medio del panegírico de la figura del presidente y tratando de darle un sentido épico y glorioso a su existencia, arremetió contra el enemigo norteamericano encarnado en el agregado aeronáutico de EE.UU. en Venezuela, David Delmonaco, acusándolo de “proponer proyectos desestabilizadores” a militares venezolanos, en momentos en que el presidente, Hugo Chávez, atravesaba una “complicada” situación de salud. Por ello le daba 24 horas para abandonar el país.
Posteriormente, el Canciller venezolano Elías Jaua hacía extensiva la expulsión y declaraba “persona non grata” a David Kostal un segundo integrante de la Agregaduría Aérea de la embajada de Estados Unidos. Imbuido de una delirante teoría conspirativa, Nicolás Maduro dijo que tenían sospechas muy firmes que la muerte de Chávez se produjo por una inoculación del cáncer que lo carcomió. Afirmó que encomendarían a científicos la tarea de comprobarlo. Para darle sustento a su absurda teoría, hizo mención a la muerte del terrorista palestino Yasser Arafat que murió el 11 de noviembre de 2004 a los 75 años de edad en el Hospital Militar Percy, tras una agonía comatosa de dos semanas en cuidados intensivos y cuyo deceso fue atribuido por los médicos que lo atendieron oportunamente a una hemorragia cerebral masiva causada por una infección intestinal.
Sin las pruebas que lo sustenten, como lo hubiera hecho su Comandante, maliciosamente le echó la culpa a Israel del “envenenamiento” de Arafat aunque se apresuró a decir que no acusaba al Estado judío de la inoculación a Chávez del cáncer. (http://rkpress.com.ar/press/?p=2965)
Venezuela amaneció el miércoles 6 de marzo con su bandera a media asta, dando inicio a siete de días de duelo y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana disparó 21 cañonazos, como parte de las ceremonias en honor de Hugo Chávez. El féretro con los restos del presidente comenzó el recorrido desde el Hospital Militar de Caracas “Carlos Arvelo” hasta la Academia Militar, en el Fuerte Tiuna, donde se realizarán las exequias en capilla ardiente hasta este viernes, cuando tendrán lugar las honras fúnebres del Jefe de Estado y será sepultado.
Al funeral de Hugo Chávez concurrirán varios presidentes latinoamericanos y se especula por un cable de la agencia IRNA que asista también el mandatario iraní Mahmoud Ahmadinejad, quien anunció que el miércoles será un día de duelo nacional en memoria de Chávez, al tiempo que expresó sus condolencias y se prodigó en elogios sobre el fallecido diciendo: “fue un mártir de su pueblo”, que “defendió los valores humanos y revolucionarios.”
Los medios de comunicación de Siria rindieron homenaje al difunto presidente venezolano Hugo Chávez el miércoles, diciendo que había tenido una “honorable” posición sobre el levantamiento de dos años contra el régimen de Damasco. Cabe señalar que Chávez era un firme partidario del presidente Bashar al-Assad y mantuvo estrechos lazos con su régimen aún cuando la revuelta degeneró en una sangrienta guerra civil que ya ocasionó más de 70.000 muertes, aprovechando el creciente apoyo internacional a la oposición armada.
Los desmesurados honores póstumos que recibirá Hugo Chávez, constituyen una evidencia del predominio de la mentira y el mal en nuestro tiempo.
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