jueves, 14 de marzo de 2013

La gólgota rusa

                   

Hoy se cumplen 75 años desde que Iósif Stalin ordenara crear los órganos extrajudiciales denominados 'troika' ('comisiones de tres'), que podían sentenciar sin juicio a los acusados de crímenes políticos.
                             

Hoy se cumplen 75 años desde que Iósif Stalin ordenara crear los órganos extrajudiciales denominados 'troika' ('comisiones de tres'), que podían sentenciar sin juicio a los acusados de crímenes políticos.

En la época estalinista, en los años 1930-1950, las tristemente famosas 'troikas' realizaron crueles represiones políticas en la Unión Soviética.

Este jueves, 27 de mayo, distintos sectores de la sociedad rusa organizan actos en memoria de los que sufrieron represiones.

Muchos de los rusos conmemoran esta fecha a las víctimas de las represiones políticas con un acto conmemorativo: 'La gente contra Stalin'.

En el marco de esta conmemoración se invita a la gente a sujetar a su ropa un pedazo de tela con los nombres de las víctimas del terror político de esa época estalinista.

Según los organizadores, la meta es recordar la auténtica historia para lograr un futuro mejor.

Así, los activistas de este acto recuerdan una de las páginas más oscuras de la historia soviética que está relacionada con las represiones masivas que se llevaron a cabo en las décadas del 30, 40 y 50 del siglo pasado. Aquella herencia contradictoria en la URSS no fue una guerra, pero les costó la vida a millones de personas.

El año 1937 estuvo marcado por una ola de arrestos, y se convirtió en un símbolo de aquellas injustas detenciones. La sociedad rusa aún no es totalmente consciente del verdadero tamaño de esa tragedia. Según los datos del Centro internacional Memorial, nadie ha podido calcular todavía el número total de represaliados.
                                   
"Nuestra base de datos cuenta con los nombres de casi tres millones de personas. Esta es la información que tenemos comprobada. De hecho, esto es tan sólo una pequeña parte", digo Aliona Kozlova, gerente del archivo del centro Memorial.

Kozlova asegura que se trata de unos doce millones de personas fallecidas durante aquellos decenios terribles. La jefa del archivo se dedica a recuperar información sobre aquellas personas cuyo destino es desconocido desde hace muchos años. Confiesa que es un trabajo muy lento y meticuloso, pero necesario para que la memoria sobre el terror político empiece a fijarse en la conciencia de los ciudadanos rusos. Y no es lo único que se hace para lograr este objetivo.

La piedra ubicada en el centro de Moscú, en la plaza Lubiánskaya, que es un testigo de aquellas atrocidades ha sido convertida en un monumento a las víctimas de las represiones estalinistas.

Esta piedra fue traída al centro de la capital rusa desde las islas Soloviétskiye, situadas al norte de Rusia. Allí, en los tiempos soviéticos, se encontraba un campo de reclusión para presos políticos, famoso por su duro régimen.

Detrás de los trágicos acontecimientos está la figura del antiguo líder soviético Iósif Stalin. Hace 75 años ordenó a los servicios secretos del país que formaran las denominadas 'comisiones de tres', órganos extrajudiciales que tenían derecho a sentenciar sin causa, y los procesos judiciales eran puramente formales. Algunas familias enteras acabaron en campos de reclusión sin ningún fundamento objetivo.

Por ejemplo, Dmitri Kantáyev, miembro de una familia víctima de la represión, recuerda: "Mi experiencia personal al respecto comenzó cuando yo apenas tenía seis meses. Mi padre estuvo preso unos meses antes, luego vinieron por mi madre".

La madre de Dmitri pasó ocho años en campos de reclusión, y su padre fue fusilado en 1937. Su destino se reveló tan sólo a principios de los noventa.

Naturalmente, para familias como la de Dmitri Kantáyev, Stalin es el culpable de destruir sus vidas. Mientras que para otros es el líder nacional que llevó a la URSS a la victoria sobre la Alemania nazi. Esta enorme contradicción en la percepción pública todavía es difícil de superar.

Aliona Kozlova cree que es inmoral cualquier intento de valorar los lados positivos de la política de Stalin sin tener en cuenta el precio pagado por esos logros y victorias.

"Si le perdonamos ahora su inmoralidad, abrimos la siguiente página, acercamos la posibilidad de que así podrán actuar con nosotros, y nuestros nietos lo van a perdonar, van a justificar nuestras muertes absurdas por un futuro luminoso", aseguró la historiógrafa.

Los que han sobrevivido a aquellos tiempos de terror están convencidos de la necesidad de conservar la memoria para las siguientes generaciones. Y mientras las disputas sobre el valor político y humano de la época estalinista continúan, los antiguos campos de reclusión todavía conservan las huellas de las tragedias del pasado.

Este martes en Moscú se recordó a las víctimas de las represiones políticas y fusilamientos de Bútovo, un barrio moscovita donde estaba el antiguo polígono de tiro de la macabra NKVD, la polícia secreta de Stalin, dice un comunicado difundido por el Comité de Relaciones Sociales del ayuntamiento capitalino.

Desde mediados de la década de los 30, hasta inicios de los años 50 del siglo pasado, en este lugar fueron ejecutadas más de veinte mil personas por órdenes de la policía política.

Durante la ceremonia, que contó con la asistencia de unos 500 moscovitas ex víctimas de las represiones políticas, se colocó una ofrenda floral al pie de una placa conmemorativa instalada a la entrada al antiguo polígono, en nombre del ayuntamiento de Moscú y de las organizaciones sociales de la capital.

Para la mayoría de los capitalinos, Bútovo se asocia a un relativamente nuevo barrio moscovita, situado fuera de la carretera circular, que anteriormente definía los límites de la ciudad.

Pero existió otro Bútovo y este se encuentra asociado en la mente de varios rusos al mismo nivel que nombres como Solovki, GULAG, Auschwitz-Birkenau, Buchenwald. Hasta el momento se conocen los nombres de 20.765 personas fusiladas allí en un período bastante corto, del 8 de agosto de 1937 al 19 de octubre de 1938.

En 1934, dos kilómetros cuadrados de este territorio fueron rodeados con alambres de púas y los habitantes de las aldeas vecinas fueron avisados de la construcción de un campo de tiro de la NKVD. Anteriormente estos terrenos alojaban las fincas de varios funcionarios del Estado ruso y actualmente se ubica ahí una granja de cría de caballos.

Efectivamente, muy pronto se dejaron oír los primeros disparos. A partir de agosto de 1937, estos se hacían por varias horas seguidas. Lógicamente, los aldeanos sospechaban que algo estaba pasando allí, sobre todo cuando las pocas personas que regresaban a casa en trenes nocturnos se encontraban en el camino con las características camionetas cerradas y los coches negros llamados coloquialmente “cuervos negros”.

Los fusilamientos masivos iniciaron el 8 de agosto de 1937, por la disposición del “comisario del pueblo”, Ezhov. Aquel día fueron ejecutadas 91 personas.

Mas tarde, en este territorio fueron abiertas zanjas de 3 metros de profundidad y unos 150 metros de largo para enterrar a los fusilados, porque hubo días que ejecutaban a 300, 400 y hasta 500 personas.

Después de cada fusilamiento, un buldózer cubría los cuerpos de las víctimas con una fina capa de tierra, por encima de la cual caían más fusilados.

Las víctimas de aquella época eran en su mayoría personas ordinarias, hombres y mujeres de 15 a 80 años de edad: obreros y campesinos, personas sin hogar, ladrones. Pero también hubo aristócratas, ex generales, oficiales y estadistas de la Rusia prerrevolucionaria y un increíble número de sacerdotes.
En esta sagrada tierra reposan los restos mortales de todo el pueblo ruso, de todos sus representantes. Muchos de ellos han sido glorificados en tiempos recientes como Santos de la religión ortodoxa. 

Es “La Gólgota Rusa”, un verdadero calvario ruso, como le llamó en el 2000 el anterior Patriarca de todas las Rusias, Alexei II, al ofrecer una misa sobre las fosas del entierro de los mártires.
 En Rusia recuerdan a las víctimas de la política de represión de la época de Iosif Stalin. Durante las tres décadas del gobierno del dictador (1924 - 1953), millones de soviéticos fueron arrestados, enviados a Siberia, expulsados de las grandes ciudades y asesinados.

En Rusia recuerdan a las víctimas de la política de represión de la época de Iosif Stalin. Durante las tres décadas del gobierno del dictador (1924 - 1953), millones de soviéticos fueron arrestados, enviados a Siberia, expulsados de las grandes ciudades y asesinados.

El Día de la Memoria de las víctimas de las represiones políticas fue establecido el 30 de octubre de 1991. En esta fecha, miembros de las asociaciones conmemorativas participan en las reuniones de celebración.

En Moscú centenares de personas se reunieron en la plaza Lubianskaya, en frente del edificio de los servicios especiales FSB (en la época soviética NKVD, mas tárde KGB). La ceremonia de la memoria se celebró cerca del monumento a las víctimas del terror estatal: una piedra común, ubicada en el mismo lugar dónde antes se elevaba el monumento al fundador de la policía secreta, Felix Dzerzhinski. Este monumento fue destruido en 1991 con la desaparición de la URSS.

Las primeras represiones en la Rusia soviética empezaron con la llegada al poder de los bolcheviques en 1917. El Terror Rojo, la campaña de arrestos masivos y ejecuciones, fue declarado oficialmente el 2 de septiembre de 1918 y duró todo el periodo de la Guerra Civil (1918-1922).

El apogeo de la política de represiones en la Unión Soviética comenzó en la época del gobierno de Iosif Stalin, que trataba de exterminar todo tipo de oposición en el país, incluyendo a los mismos bolcheviques que participaron en la revolución de 1917. Estas personas fueron denominadas "enemigos del pueblo".

Los castigos infligidos por el Estado incluyeron la ejecución, la tortura y el envío al Gulag (el sistema soviético de los campos de concentración). Algunas veces, todos los miembros de una familia, incluyendo a los niños, eran castigados como "los miembros de la familia de los traidores a la Madre Patria".
                                 
Naciones enteras y grupos étnicos fueron castigados colectivamente por supuesta colaboración con el enemigo durante la Segunda Guerra Mundial. Al menos nueve grupos étnico-lingüísticos distintos, incluyendo alemanes, griegos, polacos, tártaros de Crimea, balcánicos, chechenos y calmycos, fueron deportados a zonas remotas no pobladas de Siberia y Kazajistán.

Las estimaciones del número de muertos asociados a la represión tan sólo entre 1937 y 1938 fluctúan desde la cifra oficial de 681.692 a cerca de 2 millones de personas. Puede que nunca se conozca el número exacto de víctimas y sigue siendo un tema de debate entre los historiadores. La política del terror de Stalin fue condenada en 1956, en la época de Nikita Kruschev, por el XX Congreso del Partido Comunista de la URSS.

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