El 13 de Noviembre de 1974, en el edificio nº 112 de Ocean Avenue, Amityville, tuvo lugar un macabro episodio que, a la postre, desembocaría en otro no menos aterrador. Esa noche, un joven esquizofrénico, Ronald Defeo, asesinó con premeditación a sus padres y a sus cuatro hermanos con un revólver del calibre 35. Según él, una voz le había ordenado que cometiera los asesinatos. Una voz que podía deberse a su enfermedad o al intento de Ronald de, alegando enfermedad, rebajar su condena.
Lo que no dejaría de ser un desafortunado incidente más como tantos ocurren en nuestra decadente sociedad, creció poco tiempo después para llegar a convertirse en uno de los casos favoritos de supuestas casas encantadas para los investigadores.
Aproximadamente transcurrido un mes del terrible asesinato, la casa fue alquilada por el matrimonio Lutz, Kathleen Lutz y George Lutz. Como siempre, no tenemos las pruebas que lo corroboren pero según afirman nuestros queridos investigadores, a los que no les hace falta de estas cosas, al poco de vivir en el edificio los nuevos inquilinos comenzaron a notar presencias en la casa. Las puertas y las ventanas se abrían y cerraban solas, se oían voces que amenazaban al matrimonio, se escuchaban niños jugando en donde no podían hacerlo y un sinfín de cosas más a las que tan malacostumbrados nos tiene este tipo de gente. También, el matrimonio Lutz desmejoró mucho su aspecto durante el poco tiempo que vivieron allí 26 días. Una noche, el marido, al entrar a la habitación pudo ver a su mujer levitando. Fue entonces cuando, después de acabar el vuelo de la señora se lo debió pasar bien sin duda abandonaron, junto a sus hijos, aquella maldita casa.
No queda duda de que si todo fuera cierto estaríamos ante un enigma sin resolver y ante algo que desafiaría a la ciencia. No obstante, y como es tan habitual, no tenemos más que testimonios. Ni una sola prueba y solo testigos que pudieron mentir con unos fines concretos que ahora veremos y por los que yo también mentiría. Los investigadores, en cambio, creen que los espíritus de los asesinados en aquel lugar siguen merodeando por la casa y que son ellos los responsables de estos hechos. Además, como punto de apoyo a su teoría, afirman que el matrimonio ¡no conocía los asesinatos que allí se habían cometido tiempo atrás! Algo extraño aunque, en realidad, al matrimonio no le hacía falta conocer este hecho. Realmente lo que le hacía falta era el dinero.
Como se pudo corroborar tiempo después, este matrimonio se vio arruinado por una serie de infortunios y veía como era imposible poder pagar el alquiler de aquella casa, tan grande y lujosa. Así pues, conociendo o sin conocer lo que pasó tiempo atrás allí, ya que realmente tal hecho no repercute en la solución al “enigma” aunque está claro que pudieron enterarse una vez estaban viviendo allí por medio del boca a boca, decidieron inventarse una historia para no pagar la vivienda por eso su huida fue precisamente unos días antes de cumplir el mes y por eso mismo nunca llegaron a pagarlo. La historia que resultó ya la conocen. Es la que les he contado unas líneas más arriba y ha sido tratada cientos de veces en programas de misterio que, en lugar de investigar y conocer los hechos, se han dedicado a abrir la boca como auténticos pazguatos, dejándose impresionar por las mentiras contadas respecto al caso.
Es por ello que, a día de hoy, seguimos sin tener pruebas. Si esos espíritus estaban ahí ¿Por qué ya no están? ¿Se han ido? De ser así ¿Por qué se dice que en Belchite siguen vagando los espíritus de las personas allí fallecidas durante la guerra o que en el castillo de Hampton Court habita el fantasma de una mujer fallecida hace siglos?
“Sí, ¿pero cómo explicas el empeoramiento en la imagen del matrimonio durante esos días y el hecho de que la mujer levitara durante unos segundos?” preguntará algún gañán. Es sencillo.
El empeoramiento físico no es sino consecuencia directa de los problemas económicos que vivía el matrimonio aquellos días. Respecto a la segunda parte de la pregunta, son los que afirman los que tienen que demostrarlo.
Con esta explicación, basada en la más pura y absoluta lógica acabamos de desmontar este misterio. Pueden creer que fue cierto aquello de que las ventanas se abrían y cerraban solas. También que los espíritus de los allí fallecidos fueron los causantes de tal fenómeno. Lo que me queda claro es que, personalmente, veo más lógica y verídica una versión humana, demostrable y realista del tema que otra, la de espíritus y poltergeist, que sostienen aquellos que creen que los burros vuelan y que los piñones se comen enteros.
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