
Las Termópilas contribuyó a forjar una leyenda de valentía hasta la muerte para los espartanos. Sin embargo no es cierto que no podamos encontrar ningún ejemplo la historia en el que un ejército espartano se rinda ante el enemigo. Aquí os traigo uno.

Estamos en el 425 aC, 55 años después de la batalla de las Termópilas. La alianza entre los griegos dejó hace tiempo de existir para dar lugar a guerras internas. En concreto, Esparta y la Liga del Peloponeso se enfrentan a la demócrata Atenas y su imperio en la llamada Guerra del Peloponeso (431-404).
Tras 6 años de guerra, Esparta y sus aliados llevaban una cierta ventaja. Potencias terrestres, en campo abierto no podrían ser vencidas por el menos numeroso ejército ateniense. Año tras año, devastaban Ática sin oposición. Sin embargo, las murallas atenienses evitaban un asalto directo, y su imperio marítimo y superior flota le permitirían aguantar cualquier asedio.
En ese momento, Corcyra, principal aliado de Atenas en el oeste de Grecia, estaba en peligro. Los aristócratas de la ciudad, aliados de Esparta que habían sido expulsados, regresaron con un ejército privado y se hicieron fuertes en las montañas de la isla. Sus ataques causaron una hambruna en la ciudad, y en cualquier momento esperaban poder lanzar el ataque definitivo con ayuda de una flota mandada por Corinto.
El plan espartano consistiría en un ataque inmediato por tierra y mar con las tropas disponibles, mientras la flota debería obstruir los canales que llevaban al puerto de Pylos, y así evitar la llegada de refuerzos. Los espartanos posicionaron tropas en la costa y en la cercana isla de Esfacteria, para evitar que la flota ateniense desembarcara en los alrededores.Estas tropas atacaron sin éxito al muy inferior ejército de Demóstenes, que resistía en las fortificaciones que habían construído. Al tercer día de lucha, la escuadra ateniense, alertada por los sitiados, regresó y derrotó completamente a la flota espartana. Como consecuencia, 420 hoplitas espartanos quedaron aislados en la isla de Esphacteria.420 hoplitas era la décima parte de todo el ejército espartano, y entre ellos se encontraban al menos 180 hómoioi provenientes de las familias aristocráticas más poderosas de Esparta. La pérdida de tantos buenos compatriotas preocupaba mucho a una sociedad en la que la eugenesia y un largo servicio militar que separaba a las parejas en sus años más fértiles limitaban tanto el crecimiento de la población.
Emisarios espartanos propusieron un plan de paz aceptable ante la asamblea ateniense. Los atenienses, liderados por Cleón, respondieron con condiciones mucho más fuertes para una paz definitiva, tales como el control de Megara, Beocia y otras partes de Grecia central. Mientras que estas no se cumplieran, exigían que los hoplitas encerrados en Esfacteria fuesen llevados a Atenas como rehenes.
La prioridad ateniense era ahora capturar a los espartanos atrapados en Esfacteria. Para lo cual, Cleón viajó a la zona con un contingente de tropas ligeras con la promesa de que en veinte días capturaría o mataría a los espartanos.
La súbita falta de vegetación dejó al descubierto al ejército espartano, y reveló muchas zonas adecuadas para una invasión anfibia de la isla. Los espartanos estaban principalmente concentrados en el centro de la isla, con otro pequeño contingente en un fuerte al norte, frente a Pylos. El sur de Esfacteria estaba casi desprotegido, con una guarnición de 30 hoplitas.

Las tropas atenienses desembarcaron principalmente en el sur, pero también por diversos puntos de la isla, tomando diversos puntos elevados. En total 8000 remeros, 800 hoplitas, 800 arqueros y más de 2000 tropas ligeras, se enfrentaron a los 420 espartanos, que tuvieron que huir al fortificado norte de la isla.Un contingente de tropas ligeras al mando del general messenio Comon, encontró un escarpado camino por el que consiguió atacar por la espalda a las tropas espartanas. Rodeados, y superados en número, los 292 espartanos supervivientes solicitaron una tregua y pidieron consejo a Esparta. La ciudad respondió que "decidieran su propio destino, pero que no hiciesen nada deshonorable". Finalmente, los casi 300 espartanos atrapados en Esfateria, se rindieron ante el ejército de Cleón.
Los espartanos capturados fueron llevados a Atenas como rehenes y allí permanecieron durante muchos años. Su seguridad estaba asegurada, salvo si algún ejército espartano volvía a entrar en Ática.
En el 421 aC, las dos potencias firmaron una tregua, que no pudo poner fin a la guerra. Ésta finalmente terminó con una victoria espartana en el 404 aC. El Imperio Ateniense desapareció y la propia ciudad de Atenas quedó controlada por un régimen oligárquico.
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