sábado, 30 de noviembre de 2013

Kennedy: triunfo de la teoría conspiratoria



El asesinato de John F. Kennedy dio inicio a una "era de dudas" en EEUU que todavía no ha terminado. Según recientes sondeos de opinión, más de la mitad de la población estadounidense sigue pensando que el trigésimo quinto presidente de este país resultó víctima de un complot. El misterioso silencio por parte de las autoridades o su ahínco al defender la cuestionable versión de un asesino solitario solo echan más leña al fuego a las teorías conspirativas.


La primera investigación de la muerte de John F. Kennedy se llevó a cabo de inmediato, en 1964. Una comisión dirigida por el presidente del Tribunal Supremo de EEUU, Earl Warren, declaró a Lee Harvey Oswald como único asesino. En aquel entonces, los estadounidenses estaban aún acostumbrados a confiar en sus funcionarios públicos. Las primeras dudas surgieron apenas a finales de los años sesenta principios de los setenta, según indica el periodista David Talbot, autor del libro Brothers: The Hidden History of the Kennedy Years:


–Trece años después del asesinato del presidente Kennedy, la verdad sobre esos trágicos sucesos comenzó a aflorar a raíz de la crisis política que afectaba a EEUU debido a la guerra de Vietnam, y a causa del escándalo de Watergate, bajo la presidencia de Nixon. La crisis desmoronó la estructura interna y la verdad comenzó a filtrarse por las grietas.

La población quería saber la verdad. Por eso, el trigésimo octavo presidente de EEUU, Gerald Ford, ordenó una nueva investigación. Fue encargada a un comité de la Cámara de Representantes. De acuerdo a su dictamen, Kennedy resultó víctima de un complot, en el que Lee Harvey Oswald fue un mero ejecutor. Los nombres de los conspiradores no se dieron a conocer, mientras comenzaron a aparecer numerosas versiones de investigaciones periodísticas. Conforme a una de ellas, la muerte de Kennedy fue encargada por la mafia: el presidente era famoso por su lucha activa contra el crimen organizado. Además, los mafiosos perdieron su fabuloso negocio en Cuba con la llegada de Fidel Castro y la renuncia del Gobierno a derrocarlo. Kennedy tenía la intención de anular las facilidades tributarias en la extracción de materias primas, lo que también suponía considerables pérdidas financieras, y por último, los tejanos ya tenían a su propio candidato para la presidencia, Lyndon Johnson, el que justamente asumió el poder tras la muerte de Kennedy. La mayoría de los adeptos de las teorías de una conspiración acusan a la CIA de este asesinato la cual estaba supuestamente insatisfecha con la política de Kennedy respecto a Cuba, su comportamiento en la Guerra Fría contra la Unión Soviética y la negativa a iniciar una operación militar en Vietnam. Sin embargo, el mayor motivo para sospechar de la CIA siempre han sido las mentiras de su jefatura que ha ido negando todo contacto con Lee Harvey Oswald. En 1962, este regresó de la Unión Soviética. Agentes de la CIA estaban obligados a interrogarlo averiguando las razones por las cuales había huido a aquel país, vivió allí varios años y luego regresó a EEUU. Pero la CIA dijo que jamás lo interrogó. El periodista estadounidense Anthony Summers dice al respecto:

–Es absolutamente inverosímil que a lo largo de muchos años, él viviera tranquilamente en Texas y que, a su vez, la CIA insistiera en no haberlo interrogado nunca. Creo que, a lo mejor, se le propuso escoger: o va a la cárcel o empieza a colaborar con la CIA. Yo creo que es bien posible que fuera utilizado, no sé si a ciegas o no, como una herramienta en la campaña de difamación contra Cuba. Creo que las agencias de inteligencia no querían que se revelara su relación, a ningún nivel, con ese hombre acusado de asesinar al presidente. Se vieron en una situación complicada. Es como un hombre que miente a su mujer justificando su regreso a casa a altas horas de la noche. En realidad, estuvo viendo un partido de beisbol, pero está mintiendo, y la mujer lo nota y empieza a sospechar lo peor que, de repente, tiene una amante.


Todas estas versiones aún se están barajando en EEUU, pero no a nivel oficial. El dictamen del comité de la Cámara de Representantes jamás ha sido formalizado. En los colegios estadounidenses se sigue enseñando a los niños que Lee Harvey Oswald fue el único asesino del presidente. Es poco probable que el cincuenta aniversario de la muerte de Kennedy vierta más luz sobre este asunto. El Gobierno de EEUU y sus agencias de inteligencia tienen problemas por las revelaciones de WikiLeaks y Edward Snowden. Aún sabiendo quién mató a Kennedy, no lo dirían, porque de inmediato surgiría la interrogante de por qué han guardado silencio durante tantos años.

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