No todas las civilizaciones evolucionan forzosamente hacia sociedades tecnológicas. En el Universo puede haber muchas integradas por poetas (que posiblemente sobrevivan mejor), muy respetables por cierto. Desgraciadamente, con ellas nunca podremos comunicarnos utilizando las ondas de radio. Por eso, nuestra atención se centra en las civilizaciones tecnológicas no porque las consideremos "las más avanzadas" o las mejores del cosmos, sino porque solo con ellas podemos entrar en contacto.
La única civilización tecnológicamente avanzada que conocemos es la nuestra, y ha vivido como tal (es decir, con capacidad para comunicarse mediante ondas de radio con otros puntos del espacio) unos 60 años. Esto es, un lapso muy pequeño comparado con la vida de la galaxia.
Para saber cuántas están vivas hoy, basta con averiguar qué porcentaje representa cien años en relación con la edad de la galaxia, una vida del orden de los diez mil millones de años. La proporción es uno a cien millones. Eso significa que hoy estaría viva solo una de los cien millones que hayan existido en la Vía Láctea: la nuestra.
Desde marzo de 2.009, la sonda espacial Kepler rastrea el cielo en busca de otros planetas habitables. Durante cuatro años, observará más de 150.000 estrellas. Más allá de nuestro Sistema Solar, miles de millones de planetas orbitan alrededor de otras estrellas. Estos planetas se llaman extrasolares o exoplanetas. De ellos, sólo una pequeña parte podrían albergar vida.
Desde que la NASA puso en marcha el Proyecto Kepler, todos los meses se descubren nuevos planetas. Los planetas se forman a partir de la nube de gas y polvo que rodea a las estrellas cuando nacen. Desde los años 90, sabemos que son algo muy común en el universo. Pero ahora la búsqueda se centra en planetas con unas condiciones similares a la Tierra. Planetas que puedan desarrollar vida, o acogernos cuando la Tierra muera.
La sonda Kepler no hace observaciones directas. A diferencia de otros telescopios como el Hubble, la Kepler no toma imágenes. Capta la luz que emiten las estrellas y elabora su espectrograma Doppler. Las estrellas emiten unas frecuencias de onda, de luz, que forman su espectrograma. Las pequeñas variaciones registradas en el espectrograma de una estrella pueden indicar la existencia de un planeta.
Las observaciones de la Kepler se dirigen a una región concreta del cielo. Entre las constelaciones de Lira y Cisne. La mayoría de planetas descubiertos hasta ahora son gigantes gaseosos, como Júpiter y mucho mayores. Hasta el momento, lo más parecido a un planeta habitable es Gliese 581d. Tiene una masa siete veces superior a la Tierra y orbita alrededor de una enana roja más pequeña que el Sol.
La NASA tiene grandes expectativas para los próximos años, y cree que encontrar un planeta gemelo a la Tierra es sólo cuestión de tiempo.
La ecuacion de Drake
N = R* x Fp x Ne x Fl x Fi x Fc x L.
R* es el número de estrellas que nacen en nuestra galaxia cada año. Sólo cuentan las que viven el tiempo suficiente para poder desarrollar vida. Se excluyen las gigantes, pues consumen su combustible rápidamente y mueren pronto. Tampoco cuentan las enanas de masa muy baja, ya que no suelen generar zonas habitables. Son unos 200.000 millones de estrellas al año.
Fp es la fracción de esas estrellas con planetas. Es frecuente que una estrella tenga planetas en órbita. Pongamos entre 100 y 150.000 millones de estrellas. Los planetas se forman por acumulación de elementos pesados. Cerca del disco galáctico hay más elementos pesados y más planetas, pero también más supernovas que comprometen su supervivencia. Lejos del disco el número de planetas es menor, pero sus probabilidades de supervivencia aumentan. El número de estrellas con planetas en la zona óptima del disco galáctico se reduce a 25.000 millones.
Ne es el número de planetas situados en la ecosfera, esto es, en la zona óptima para la vida. Es donde puede haber agua líquida, elemento básico para la vida. Se descartan los planetas gaseosos. Suponemos que sólo puede existir vida en los planetas rocosos, aunque podemos estar equivocados. Son 10.000 millones de planetas en torno a 5.000 millones de estrellas.
Fl es la fracción de estos planetas que pueden desarrollar vida. Donde hay cantidad suficiente de materia orgánica, carbono, agua líquida y fuentes de energía para la vida. La cifra se reduce a 25 millones de planetas.
Fi es la fracción de planetas donde evoluciona la vida inteligente. Y Fc los planetas donde la vida inteligente alcanza un desarrollo tecnológico que permita la comunicación interestelar. Son los datos más difíciles de predecir, pues son meras especulaciones. Se cree que, una vez que la vida aparece, su evolución es inevitable. Aunque puede que no. O puede que, aun siendo así, no evolucione tecnológicamente igual que nosotros. Estimando un promedio del 1%, quedan 250.000 planetas.
L es la persistencia. Es decir, el tiempo que una civilización con ese nivel tecnológico sobrevive. Las civilizaciones nacen, sobreviven durante un breve período cósmico y se extinguen. La probabilidad de que dos civilizaciones coincidan en el tiempo es muy pequeña. Y aunque coincidan, las distancias interestelares son tan grandes, que la probabilidad de comunicación durante su existencia es casi nula.
N es el resultado final. Siendo optimistas, la probabilidad de contactar con otras civilizaciones de la Vía Láctea no llega a cien. En el peor de los casos, N=1. Estaríamos solos en nuestra galaxia. Puede que existan o hayan existido muchas otras civilizaciones en otras galaxias o en la nuestra. O tal vez seamos los primeros. Estemos solos o no, la probabilidad de contactar con otras civilizaciones extraterrestres es prácticamente nula.
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