El Concilio Vaticano II explicaba que quienes han sido justificados por la fe en el bautismo, quedan incorporados a Cristo y, por tanto, reciben el nombre de cristianos con todo derecho y son reconocidos como hermanos por los hijos de la Iglesia católica. Necesitamos tener claro qué significa ser cristiano. Según un catecismo católico clásico, el verdadero cristiano es el que está bautizado, cree y profesa la doctrina cristiana. Esta definición se refiere directamente a los católicos. Existen, al mismo tiempo, millones de personas que han sido bautizadas con las palabras mandadas por Cristo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, pero que están separadas de la Iglesia católica por motivos doctrinales o de otro tipo. Son cristianos, pero no son católicos.
Otros cristianos han perdido la estructura jerárquica carecen de obispos ordenados de modo válido, y tienen diferencias más o menos profundas respecto de los dogmas católicos.
A pesar de las muchas diferencias entre los diversos grupos, se puede decir que en general todos los cristianos aceptan la existencia de un único Dios y de Tres Personas divinas el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la Encarnación del Hijo Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, su Resurrección, y el sacramento del bautismo como necesario para la salvación.
Con estos datos, podemos entonces afirmar que los testigos de Jehová no son cristianos, precisamente porque niegan la Trinidad y, como consecuencia, no aceptan que Jesucristo sea verdadero Dios y verdadero Hombre.
Quien no llega a este núcleo mínimo que caracteriza a los cristianos, no es ni puede ser declarado cristiano. Por eso los testigos de Jehová no forman parte del Consejo Mundial de las Iglesias, una organización muy importante que agrupa a los cristianos no católicos que existen en el mundo.
Los testigos de Jehová no son cristianos, ni pueden decirse cristianos: ese nombre no les pertenece. Lo mejor sería, entonces, que se presenten de otra manera, para no engañar a la gente. Ello no quita que merezcan nuestro respeto. Los cristianos, además, podemos rezar por ellos, como podemos rezar por todos los hombres, y buscar que también ellos lleguen, algún día, a descubrir la verdad de nuestra fe en Cristo Salvador.
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